jueves, 14 de junio de 2012

Ayer declaró Genga en el segundo juicio a los militares

Después de casi una hora y media de relatar en detalle lo que vivió en 1976, Luis Alfredo Miguel Genga miró fijo a los jueces y sentenció: “No vengo a vengarme de nadie, no quiero venganza, quiero colaborar con la Justicia. Que nunca más vuelva a suceder señores jueces, hagan justicia”. La declaración de Genga tuvo lugar en la tarde de ayer durante el juicio a 23 represores por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. El hombre de 72 años, quien años atrás fue secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro (UNTER), se sentó frente al Tribunal Oral Federal y contó los días previos a ser secuestrado en septiembre de 1976, de su violenta estadía en lo que cree que era el predio del Batallón de Ingenieros 181 y de su liberación y posterior exilio en España. En su relato, ubicó a los imputados Gustavo Vitón, jefe militar en la Comisaría 24 de Cipolletti, y a Antonio Camarelli, jefe de esa dependencia policial, durante un interrogatorio días después del 24 de marzo de 1976. A Vitón también lo sitúo en una redada que personal armado realizó esa misma noche en la casa de las hermanas Bottinelli, en la calle San Martín al 700. Genga confirmó los dichos de la testigo Stella Maris Sosa, una docente que trabajaba a su lado en la Escuela 50 de Cipolletti, quien antes había relatado a los jueces cuando un grupo de soldados, liderado por un policía, ingresó por la fuerza al establecimiento y se llevó libros y documentación. Respecto del secuestro, Genga contó que una noche de septiembre de 1976 estaba cenando en la vivienda de las hermanas Bottinelli y con Jorge Villafañe, cuando fueron sorprendidos por personas que los obligaron a ponerse contra la pared, los encapucharon y golpearon. Luego, a Genga y a Cristina Bottinelli los subieron a un auto y se los llevaron. “Hicimos un breve recorrido y paramos, me dio la idea de que era la comisaría de Cipolletti. Minutos después seguimos viaje, pasamos la rotonda y el inconfundible puente -por el traqueteo del auto- y tras unos kilómetros doblamos a la izquierda”, explicó. Genga dejó en claro que pese a estar encapuchado cree que lo habían llevado al predio del Ejército donde funcionaba La Escuelita, donde permaneció quince días y, según relató, día por medio lo torturaban e interrogaban. “Me preguntaban por las actividades gremiales y ese tipo de cosas mientras me golpeaban con extrema violencia. No me picanearon por suerte”, detalló. Dejó en claro que nunca reconoció a sus torturadores porque siempre estuvo vendado y que sólo escuchó el nombre "Pedro" como uno de los militares que estaba a cargo del lugar donde permaneció secuestrado. Contó que fue liberado cerca de Barda del Medio y que pudo llegar a Cipolletti porque se tomó un taxi. Cuando lo “soltaron”, aseguró que en el baúl del auto iba junto a Cristina Bottinelli, liberada ese mismo día. Tras su liberación, Genga regresó a sus tareas como director de la escuela y meses después se exilió en España, donde nacieron sus tres hijas. “Lo más duro fue el exilio más que las torturas porque vivía pensando en mi gente, en mi país”, sostuvo Genga quien regreso a la Argentina en 1992. "Fue como volver a ver el sol", aseguró. Hoy será el turno de Silvia Beatriz Botinelli, quien también fue secuestrada la noche del 2 de septiembre y llevada hasta “La Escuelita”, donde oyó a Genga y a su hermana. Los interrogatorios a los que la sometían en el centro clandestino giraban en torno a las personas que trabajaban en la Universidad Nacional del Comahue, incluida Cristina, que era profesora en la casa de altos estudios. Durante la mañana, se escuchará a Roberto Aurelio Liberatore, que fue detenido el 6 de septiembre de 1976 de la casa de su madre, Celestina Garabito, en Cinco Saltos (Río Negro), y conducido hasta la comisaría de aquella ciudad. Luego de una breve estadía en la comisaría de Cipolletti lo trasladaron a “La Escuelita”, donde fue torturado mientras lo consultaban sobre su actividad gremial en la empresa Indupa. El último testigo del jueves por la mañana será Carlos Galván. Por la tarde, está previsto que declare Francisco Tomasevich, quien estaba en Suecia para cuando fue convocado durante la semana en la que se debatió el “Operativo Cutral Co”. Tomasevich integró el grupo de detenidos – desaparecidos que fue torturado en la comisaría de la comarca petrolera, y luego de pasar por tormentos y la legalización en la U9, fue destinado a Rawson, desde donde pudo hacer uso de la “opción de salir del país”, eufemismo de protección que encontraron en la comunidad internacional los presos políticos en las cárceles de la dictadura. Por la tarde también integran el cronograma Celestina Garabito, Tomás Roldán y Ambrosio Ruiz. Fuentes: Diario La Mañana Neuquén Río Negro y Sindicato de Prensa de Neuquén.

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